sábado, 14 de mayo de 2011
Palabras de Manuel López Oliva
La obra de Isis se trata de una figuración que la retrata, pero no en el motivo visual que pinta, sino en la estructura morfológica, los colores y una evidente dura sensualidad que existe en su anatomía de mujer y también en su carácter. Son obras en las cuales el dibujo dialoga con la densidad de la atmósfera, con la vibración cromática de las pinceladas y con una clara energía en se proyecta mediante lo gestual y lo matérico sutil. Hay –asimismo- un hacer contenido, y una mesura impuesta sobre lo que en ella es carnalidad poética y deseo dominante. Es una pintura que se da desde adentro, como un golpe de sangre, como la erupción volcánica, como el éxtasis del placer que se experimenta en cada tramo de piel y en los espacio de sueños, como el orgasmo visualizado y acomodado a una visión orquestada de lo humano y lo circundante. Es, todo lo que hace-independientemente de los títulos que actúan como enlaces con el espectador posible, e independientemente también de los cambios de gamas que son como cambios en la tesitura íntima de su ser femenino- verdaderamente sincero y muy afanado en fabricarse con oficio y canto.
miércoles, 23 de febrero de 2011
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